¿Educar con o sin autoridad?


Aunque mayormente es aceptada la concepción de que se debe educar CON autoridad, recientemente han surgido posturas que proponen lo contrario, se debe educar SIN autoridad, pues la autoridad es algo que se contrapone con la libertad del sujeto; de esta perspectiva se deduce que la autoridad no educa, solamente adiestra, enseña a las personas a obedecer sin razonar, sin conocer las causas de las reglas y los mandamientos realizados, en fin. La decisión que tomemos sobre si educaremos a nuestros hijos o alumnos con o sin autoridad dependerá del concepto de autoridad del que partamos. 

Existen múltiples significados asignados al término “autoridad”, sin embargo, en el ámbito educativo, se considera que autoridad es  la facultad de poder asignar mandamientos, reglas y estatutos a una persona por su alto nivel de  competencias o por la responsabilidad que se la ha asignado.  Así, si un padre tiene autoridad sobre sus hijos es porque él tiene la responsabilidad de cuidarlos y criarlos de manera adecuada, también, si un maestro tiene la autoridad de dar órdenes en la escuela es porque ha estudiado por varios años para ser competente para esa profesión. De esta manera y a criterio personal, considero que sí se debe educar con autoridad, mas no con autoritarismo, que es una actitud de abuso de la autoridad que se posee (RAE, 2017).

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Numerosas personas confunden la autoridad con el autoritarismo y dicen: “No eduques con autoridad, pues estás coartando la libertad de tu hijo de aprender por sí solo y ralentizando su capacidad de juicio crítico, en otras palabras, lo estás convirtiendo en un sujeto que deba aceptar todo lo que los demás le digan, sólo por el supuesto de que son superiores a él”.

Sin embargo, esta idea proviene del concepto del autoritarismo, insisto con esto, en el ámbito de la educación, de acuerdo a lo que propone Luzuriaga (1962), “En la educación actual sigue actuando la autoridad del educador; pero se trata de convertir la autoridad externa en interna, fundándola en la superioridad real de la persona del educador y en el respeto de éste hacia la individualidad del alumno. La relación obediencia-mandato, se transforma, así, en la de estimación-respeto. La educación tradicional basaba la autoridad en premios y castigos; la nueva educación apela al sentimiento de la responsabilidad”.

Este es el concepto en el cual me baso para afirmar que se debe educar con autoridad, lo que los padres y educadores debemos dejar de dar órdenes a los educandos sin motivo y explicarles las razones por las cuales deben o no realizar determinadas acciones, debemos permitir que ellos tomen las mejores decisiones en su vida, basándose en la responsabilidad adquirida como producto del razonamiento sobre las causas y consecuencias de sus actos, y como resultado del respeto que ha recibido de nosotros, los adultos.

En otras palabras, es preciso educar a nuestros hijos o alumnos haciendo uso de la autoridad, pero no de la forma tradicional: “Haces las cosas así, porque yo te lo digo” (autoritarismo), sino mencionando que por el respeto que se le tiene a la persona se da una debida instrucción: “Te sugiero que realices esto, porque si no lo haces, te pasará esto; te aprecio y entiendo que para ti es difícil hacer ciertas cosas, pero no quiero que te ocurra nada malo, así que te sugiero que no lo hagas” (autoridad). De esta forma nuestros alumnos e/o hijos aprenderán a partir de la experiencia, sin guardar rencor contra nosotros, aumentando su razonamiento crítico y fundamentando sus acciones en las razones por las cuales han sido o no realizadas.

Obviamente estas propuestas se deben aplicar solamente a situaciones de la misma índole, por ejemplo, si el niño no quiere comer cierto alimento, no obligarle, enseñarle que si no come ciertas verduras o a ciertas horas, sentirá mucha hambre o malestares físicos, luego el niño se dará cuenta de que eso es verdad; o advertirle que si no estudia obtendrá una mala calificación, etc., pero habrán situaciones en las cuales deberá primar un acto de protección y no un acto de educación, como cuando un niño quiere agredir físicamente a otro, no podemos dejar que esto suceda, porque cada ser humano es “libre” de autodeterminarse por lo que quiere, más bien, este caso, es primordial el cuidado antes que la educación, dado que el acceso a la seguridad y a la vida también es un derecho fundamental, así, dicho de otra manera… En situaciones de vida o muerte hay que interferir, imponer, impedir que algo suceda, dejando de lado la educación, para proteger la integridad de la persona, y en un momento posterior deberá proceder a educar.

En conclusión, debemos educar con autoridad, no con autoritarismo, enseñando a los niños las razones por las cuales debe o no hacer las cosas, mostrando respeto hacia ellos y primando la protección de la persona, en casos de emergencia.


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Referencias bibliográficas:
 
  • Bucay, J. y Bucay D. [TEDx Talks ]. (30 de noviembre del 2016). Cómo educar sin premios ni castigos | Jorge Bucay & Demián Bucay | TEDxBarcelonaSalon. Recuperado de: https://youtu.be/X5LIWAJJNcY

  • Coon, D., y Mitterer, J. (2010). Introducción a la Psicología: El acceso a la conducta y a la mente. Santa fe, Colombia: Cengage Learning. 
  • Gómez, M. (2013). Filosofía de la Educación. Loja, Ecuador: Ediloja.
  • López, F., Etxebarria, I., Fuentes, M. y Ortíz, M. (2014). Desarrollo afectivo y social. Marid, España: Pirámide.
  • Luzuriaga, L. (1962). Diccionario de la Pedagogía. Buenos Aires, Argentina: Losada.
 


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