Geovany Soto

Lo que se pretende en esta publicación es orientar a los docentes sobre cómo pueden llevar a cabo una evaluación global de una determinada competencia en un ámbito de conocimiento específico; sabemos que la legislación educativa actual demanda una evaluación por competencias y no únicamente por conocimientos; ahora ya no se valora si el estudiante repite un contenido enseñado por el profesor, más bien, lo que se intenta es que el individuo demuestre una capacidad , la cual involucra el dominio de ciertos contenidos conceptuales (saber), procedimentales (saber hacer) y actitudinales (saber ser), todo esto, con miras a lograr en el ser humano un desarrollo integral, preparándolo para asumir los diferentes retos que se le presenten en su vida con propiedad y responsabilidad. Como vemos, son tres los elementos esenciales de una competencia –los conocimientos, los procedimientos y las actitudes– y al ser aspectos diferentes, requieren de una forma de evaluación diferente, la cual se

Cuando enseñamos  Matemática, nos encontramos con una diversidad de dilemas, a los cuales es preciso atender de acuerdo a la naturaleza que conllevan. Desde un enfoque general se nos ha dicho que debemos fijar nuestra mirada hacia el origen del error y no solamente hacia el resultado, por ejemplo, si un estudiante opera una multiplicación de dos cifras o más de manera errónea, deberemos encontrar cuál es el conflicto específico; si el niño olvidó de llevar los números, si falló en las tablas de multiplicar, si se equivocó en la suma… Y a partir de la información obtenida se deberá efectuar el debido refuerzo. Para ello, se debe tener en cuenta las siete categorías matemáticas propuestas por el Consejo Nacional de Profesores de Matemática (National Council of Teachers of Mathematics - NCTM): -Potencia Matemática  –Resolución de problemas –Comunicación –Razonamiento –Conceptos matemáticos –Procedimientos matemáticos, y  -Actitud Matemática. Puede suceder que un discente