Lo feo de ser maestro...
Lo feo de ser maestro es quedarse hasta las
últimas horas de la noche haciendo planificaciones, elaborando material
didáctico y tener que levantarse tan temprano e ir a impartir clases a un
numeroso grupo de alumnos.
Lo feo de ser maestro es tener que lidiar con padres que en
lugar de corregir a sus hijos cuando se les informa que se han portado mal, los
defienden y los convierten en las víctimas del abuso escolar.
Lo feo de ser maestro es tener que recibir respuestas
agresivas y desafiantes de sus alumnos, aun cuando siempre se ha sido amable y
paciente con ellos.
Lo feo de ser maestro es tener que trabajar más tiempo en la elaboración de informes,
programación de eventos socioculturales, registro de calificaciones en el
sistema, que en la preparación misma de las clases a ser impartidas.
Lo feo de ser maestro es tener poco tiempo para su familia,
amigos, pasatiempos, y otros quehaceres del hogar, por dedicar largas horas exclusivamente
a su trabajo.
Lo feo de ser maestro es recibir mensualmente un salario tan
escaso, que le obliga a tener que trabajar sábados y domingos en otros oficios
que le permitan sustentar todos los gastos que demanda la manutención de una
familia.
Lo feo de ser maestro es tener que trabajar con estudiantes
que no cumplen sus tareas, que no estudian cuando deben rendir un examen, que no
prestan atención en clases, aun cuando se utilizan métodos didácticos modernos;
y que al final se le culpe al docente de las bajas calificaciones que éstos
hayan obtenido.
Lo feo de ser maestro es tener que aprobar una variedad de
cursos de formación continua, y que al final los conocimientos obtenidos de
ellos, no se puedan llevar a la práctica, por la deficiente infraestructura y carencia
o ausencia de equipos tecnológicos en el establecimiento; así como por el poco apoyo que se recibe de otros profesionales para resolver determinados problemas educativos.
Lo feo de ser maestro es tener que sacar dinero del propio
bolsillo para adquirir materiales didácticos y recursos escolares para sus alumnos, en comunidades y
escuelas, donde los padres no compran los útiles ni pagan debidamente las pensiones escolares
respectivas.
Lo feo de ser maestro es que la sociedad lo considere como
una de las profesiones menos importantes, cuando día a día nos esforzamos grandemente
para que las nuevas generaciones se desarrollen intelectual y moralmente, a fin
de que en el futuro sirvan y solucionen los problemas de esa sociedad.
Lo feo de ser maestro es que la sociedad lo considere como
una de las profesiones más sencillas, cuando día a día tenemos que trabajar con
más de treinta alumnos, de los cuales son pocos los que se comprometen con el
aprendizaje, mientras que los demás se dedican a molestar, causar problemas, e
impiden que uno pueda brindar a los discentes entusiastas y comprometidos, la
educación personalizada que éstos requieren.
No hay mejor recompensa que ver a nuestros alumnos crecer, ver como se superan
cada vez más, como avanzan en sus aprendizajes, y van resolviendo sus
problemas cada vez de manera más autónoma.
No hay mejor incentivo que luego de un
tiempo, verlos completamente realizados al convertirse en unos auténticos profesionales y
haciendo lo que a ellos les gusta hacer.
Sólo pedimos un poco más de
consideración y respeto por nuestra labor, sólo pedimos más responsabilidad de
parte de los padres, un mayor compromiso de parte de los estudiantes y un mayor
reconocimiento del Estado, que es la entidad encargada de propiciar una sociedad cada
vez más justa, solidaria y responsable.
Sólo pedimos que nos ayuden, para que
nuestra labor sea un poco menos difícil y sobrecargada; más bella y gratificante.
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Twitter: https://twitter.com/AExitosos
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