¿Cómo mejorar mis relaciones con los demás?


Tener unas buenas relaciones de amistad con nuestros semejantes es indispensable, no sólo para satisfacer nuestras necesidades de amor y pertenencia, sino también que es un recurso óptimo para obtener mayores oportunidades de trabajo y de participación en diversos eventos de convivencia sociocultural.

Las deficiencias en las habilidades sociales tienen lugar generalmente por tres factores: La timidez, la falta de espontaneidad y la poca frecuencia en las relaciones interpersonales (o la escasez de práctica).

Para perder la timidez es preciso conocer cuáles son las causas que la originan, según los estudios realizados se puede inferir que se debe a la ansiedad social  y a los sesgos de autoderrota (Coon y Mitterer, 2010). La ansiedad social ocurre cada vez que nos vemos involucrados en actos poco familiares o desconocidos, ya sea, por el miedo a ser rechazado o burlado; o a no ser lo suficientemente “bueno” o “agradable” para las personas con las cuales se socializa. En general esta ansiedad se presenta cuando somos el centro de atención, interactuamos con desconocidos o nos mostramos diferentes ante los demás, lo cual nos indica que son las diferentes situaciones de interacción las que determinan los momentos en los que nos mostramos tímidos y los que no. Los sesgos de autoderrota son los pensamientos negativos que abordamos íntimamente y que nos dictan cosas como: “tú eres el culpable de que no te haya ido bien en esa relación de amistad”, por citar un ejemplo. Todo es una cuestión de perspectiva, es decir, la solución ante la timidez es: reestructurar nuestros pensamientos, o mejor explicado: cambiar nuestra manera de pensar, lo cual se puede lograr a través de la apropiación de ideas positivas como: No importa si no me va bien en un encuentro, de seguro me va mejor en la próxima ocasión; si no doy el primer paso, será difícil formar nuevas amistades; no tengo que intentar cambiar mi personalidad para agradar a todos, hacerlo perjudicaría aún más la situación; no puedo esperar el momento perfecto para acercarme a las personas a conversar, será mejor actuar pronto y de forma oportuna; a veces pienso que son los demás los que me están juzgando, pero creo que en realidad soy yo el que está siendo duro conmigo mismo; etc.

La falta de espontaneidad, es decir, no saber cómo actuar instantáneamente, qué decir, qué preguntar, cómo gesticular de manera apropiada, etc., esta es una variable correlativa directamente proporcional con la timidez, lo cual significa que mientras más tímido se muestre, más notable será su falta de espontaneidad, pero ya se trató sobre la timidez con anterioridad; otro elemento que puede contribuir a ser más espontáneo es actuar con naturalidad y hacer las típicas preguntas que se plantean para conocer el estado de la otra persona, ¿Cómo estás? ¿Qué has hecho últimamente? ¿Cómo está tu mamá (o esposo, hermano, hijos…)? Luego se puede abordar preguntas sobre los gustos e intereses personales ¿Qué estás estudiando?. Interesante, ¿Por qué te gusta esa carrera? ¿Cómo fue tu experiencia en tal viaje? ¿Cuál es tu comida favorita? ¿Qué canción te gusta más y por qué? ¿Qué es lo que más te llama la atención de tal evento sociocultural? Eso sí, recuerde que la preguntas deben ser empleadas de forma moderada, de tal manera que el interlocutor no se sienta como alguien intensamente entrevistado, también cuente sobre sus preferencias y pasatiempos favoritos, explicando sus razones y sin alargarse en los detalles.

La poca frecuencia en las relaciones interpersonales  es otro aspecto que también tiene solución, si usted sólo pasa encerrado en su casa y cuando sale procura no conversar con nadie, difícilmente podrá mejorar sus habilidades sociales; intégrese a clubes, cursos, talleres, eventos sociales; no sólo tendrá la posibilidad de conocer más personas sino también de adquirir nuevos conocimientos y habilidades.

Y como “bonus” por haberse quedado hasta el final, tenemos otros “tips” básicos: Sea amable con todos, aprenda chistes y cuénteselos a sus semejantes, ensaye cómo va a decir ciertas cosas, salude siempre con una sonrisa, diga: “gracias” y “por favor” cada vez que sea necesario, anote en su celular o libreta algo interesante que se le ocurrió decir a una persona determinada, haga elogios, aprenda a escuchar y cuando el otro individuo no muestre interés en hablar, comprenda que tal vez no se siente lo suficientemente cómodo o que está pasando por una difícil situación, lo mejor sería agradecerle por el tiempo compartido en ese momento y volver a interactuar en otra ocasión; respete los criterios de los demás y  sea de alguien de mente abierta y reflexiva.

Pixabay Images

Estos consejos le podrían servir de mucho, sin embargo no se quiere idealizar las situaciones sociales, no siempre usted le va a caer bien a todos, nuestros gustos y preferencias e incluso nuestro carácter alegre, respetuoso y amigable pueden generar inconformismo en las otras personas; con las consideraciones antes señaladas no se pretende que todo sea perfecto, sino que se optimicen sus relaciones interpersonales y créame que así será, en cuestión de tiempo usted podrá evidenciar unas habilidades sociales más eficaces, eficientes y adecuadas.


  • Coon, D., & Mitterer, J. (2010). Introducción a la psicología, El acceso a la conducta y a la mente". Santa Fe, Colombia: Cengage Learning 







Comentarios

Entradas populares de este blog

Diferencias entre Lengua, Léxico, Lingüística, Gramática, Ortografía, Semántica, Morfología, Sintaxis, Léxico, Comunicación y Lenguaje.

Comentarios acerca de la película: La Educación Prohibida

¿Cómo enseñar a los niños los diagramas de barras?