Cómo enseñar gramática - Una estrategia general


Uno de los problemas más grandes que tenemos que abordar los maestros de Lengua y Literatura en nuestra práctica docente cotidiana es la falta de aprendizajes significativos de los estudiantes en áreas como la gramática y sus ramas respectivas, tales como la morfología y la sintaxis.

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Pero como es sabido, los estudiantes deben poseer ciertos niveles de desarrollo y ciertos conocimientos básicos previamente adquiridos, para comprender un determinado tema.

¿Cuál es el nivel de desarrollo?

Para saber qué hacer en relación con el nivel de desarrollo cognitivo de los discentes, es preciso estudiar lo básico de la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget para comprender de una manera aproximada en qué períodos un individuo está capacitado para realizar ciertas operaciones mentales.

Generalmente  los niños de 6 a 9 años aún cuentan con un pensamiento intuitivo y concreto por lo que es preferible el empleo  de ejemplos (para que el discente vaya infiriendo sus juicios e ideas), que enseñarle  las reglas gramaticales en sí.

De este modo, en lugar de decirle al niño: «Los sustantivos masculinos y en singular terminan en “o” », sería mejor decirle:

- Mira todos estos sustantivos: libro, cuaderno, baño, zapato, cuchillo. ¿En qué vocal terminan? 
- En “o”.
- Muy bien, ¿Y son sustantivos masculinos o femeninos?
- Masculinos
- ¡Exacto! Todos terminan en “o” y todos son masculinos. Eso significa que: Los sustantivos masculinos terminan en “o”. Dame más ejemplos…

Tampoco debemos olvidar que la meta de esta asignatura es que los estudiantes sepan expresarse y comprender bien los mensajes orales y escritos, y no que se conviertan en unos robots, repetidores de unas reglas gramaticales que ni siquiera ellos mismos pueden poner en práctica.

¿Cuáles son los conocimientos básicos?

Primero el estudiante debe comprender bien qué es verbo, qué es artículo, qué es sustantivo, adjetivo, etc., debe tener una noción de cuándo se le está pidiendo un favor, preguntando, suponiendo, afirmando u ordenando alguna cosa; también debe saber distinguir cuándo el tiempo está expresado ya sea, en presente, pasado o futuro. Una vez que haya adquirido estos conocimientos será posible avanzar a temas más complejos. Desde esta perspectiva, resulta necesario que el niño comprenda bien la estructura básica de una oración. Partiendo del punto de vista morfológico, podemos proponer que se propicie la identificación de los componentes de una oración a través del planteamiento de diversos ejemplos. De forma más concreta, sería recomendable que se pegue un cartel en el salón con algunas oraciones, señalando a qué categoría pertenece cada palabra. Así.

Figura 1. Ejemplos de análisis morfológico de la oración. Elaborado por Geovany Soto.

Luego es necesario que usted les invite a los niños a observar y analizar los componentes de la oración plasmados en el cartel y después pedirles que ellos propongan sus propios ejemplos; pues como ya se mencionó, los niños aprenden mejor en base a modelos que les permitan pensar y así construir sus conocimientos. Posteriormente para que ellos sepan discernir cuál es la diferencia entre el análisis morfológico y el análisis sintáctico (indicando sujeto, sintagmas, complementos) de la oración, se podría elaborar otro cartel con el señalamiento de los componentes sintácticos en cada oración, y ubicarlo a lado del primer cartel para que los discentes distingan las características particulares de cada tipo de análisis. 

Esta práctica se debe convertir en una situación cotidiana, recordemos que la práctica hace al maestro (en este caso al alumno eficiente). Y al decir que debemos revisar este cartel o estos contenidos de manera continua, me refiero a que no sólo los revisemos en el transcurso de una semana;  sino cada semana, cada mes… Hasta que los niños hayan transmitido estos conocimientos a su memoria de largo plazo y hayan adquirido la habilidad de expresarse de manera adecuada.

Existen varias formas de enseñar la asignatura de la Lengua y la Literatura, y es preciso que optemos por todas para atender a la diversidad de necesidades e intereses del alumnado.
Cabe resaltar que esta propuesta es sólo una sugerencia didáctica más. Para nada  se quiere dar a entender que es una fórmula que nunca fallará con ningún grupo de estudiantes. Recordemos que cada niño o adolescente es diferente, por lo que quizá los más rezagados requieran de un trato especializado y continuo que no se puede reducir a un simple método, sino que demanda de conocer al estudiante, de saber qué es lo que necesita, cuál es el origen de sus problemas, por qué se le dificulta adquirir las destrezas planteadas. Una vez que encontremos las razones de sus dificultades para aprender, será más óptimo poder reforzar sus conocimientos o realizar las adaptaciones curriculares pertinentes en el caso de que el educando lo requiera.


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Referencias bibliográficas
  • Coon, D., y Mitterer, J. (2010). Introducción a la Psicología: El acceso a la conducta y a la mente. Santa fe, Colombia: Cengage Learning. 
  • Mendoza, A. (2003). Didáctica de la Lengua y la Literatura para Primaria. Madrid, España: Pearson.
  • Niño, V. (2013). Semiotica y Lingüística (13.era edición). Bogotá, Colombia: ECOE. 
  • [Un profesor]. (17 de abril del 2014). El análisis morfológico de una oración. Recuperado de: https://youtu.be/BgAHya5ejJ8
  • [Un profesor]. (17 de abril del 2014). El análisis sintáctico de una oración. Recuperado de: https://youtu.be/VoNBJO_m8_o
  • Real Academia Española. (2001). Disquisición. En Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Recuperado de http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=disquisici%F3n


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