¿Cómo enseñar valores a nuestros alumnos?



Siempre he considerado que la vivencia de valores morales por parte de los estudiantes y maestros constituye uno de los principios fundamentales para lograr un aprendizaje efectivo en cada uno de los educandos, pues…

¿Cómo es posible lograr un aprendizaje cooperativo en los trabajos grupales si los niños no se ayudan ni se motivan entre sí? ¿Cómo impartirá un maestro las clases tranquilamente, si hay niños que no lo respetan cuando está hablando y molestan en el aula? ¿Es factible consolidar o ampliar los conocimientos y las habilidades de un estudiante, si éste, casi nunca cumple con sus deberes?  ¿Cómo un alumno va a desarrollar adecuadamente un examen si ni siquiera estudió o trajo los materiales necesarios para dicha actividad?

Los valores morales, más que enseñarse se deben fomentar y en términos concretos, esto se puede llevar a cabo de la siguiente manera:
  1. Seleccionar los valores
  2. Adecuar los contextos educativos
  3. Retroalimentar positivamente las conductas apropiadas de los alumnos
  4. Trabajo colaborativo con los padres de familia
Aditio Tantra Danang Wisnu Wardhana, Pixabay (Explorador de imágenes sin derechos de autor)

Primero, es necesario plantear los valores morales específicos que anhelamos que practiquen nuestros alumnos; a criterio personal, considero como valores prioritarios: La responsabilidad, la verdad, la solidaridad, el respeto y la perseverancia (los fundamentos, se encuentran al final del artículo).

Segundo, favorecer un ambiente de aprendizaje tranquilo y cooperativo, donde los niños o adolescentes puedan gozar del aprendizaje, construyéndolo colaborativamente; siendo lógicos… ¿Nuestros alumnos serán cooperativos, si los enseñamos a competir? ¿Se respetarán mutuamente, si nosotros no los respetamos? ¿Tendrán paciencia entre compañeros, si nosotros “perdemos los estribos” con ellos? ¿Acaso perseverarán, si nosotros los desahuciamos o desconfiamos de sus capacidades y talentos? ¡Pues no! Primero demos un buen ejemplo y brindemos todas las oportunidades que sean necesarias, para manifestar la variedad de valores predeterminados por el maestro. En la práctica de las diversas tareas escolares es cuando podemos evidenciar y debemos fomentar la vivencia de valores, mientras los niños se encuentran haciendo los trabajos grupales, debemos animarles, decirles que promuevan la participación de todos, feliciten a sus compañeros por su aporte aunque sea mínimo; solicitarles que corrijan, pero de forma constructiva; valoren el esfuerzo de cada integrante; buscar la manera de que ellos descubran por sí mismos las respuestas y al enunciar la buena calificación, hacerles notar que eso es el fruto de haber trabajado en equipo.

Tercero según expertos en psicología, es mejor, compensar las buenas conductas de las personas que reprender las inadecuadas, siendo más claros y con ejemplos concretos, en lugar de decirle a un niño: “eres un irrespetuoso, siempre causas daño a tus compañeros, ahora tienes más tarea”, dialoguemos asertivamente con él, y propiciemos situaciones en las que ese niño, ayude a sus compañeros, muestre respeto y consideración hacia ellos, luego le hacemos ver las consecuencias positivas de sus actos y así él se dará cuenta por sí mismo de la significatividad que tiene el respeto en el desarrollo de las buenas relaciones sociales; recuerde que la comunicación efectiva es una de las mejores acciones a ejercer para propiciar la formación de personas sanas.

Cuarto podemos adecuar debidamente el ambiente escolar de aprendizaje, pero si el ambiente familiar es nocivo… ¿Qué esperamos de los niños o adolescentes provenientes de dicho hogar? Uno de los problemas actuales es que muchos padres ya no tienen la disposición de disciplinar a sus hijos efectivamente, pero si somos empáticos y nos comunicamos de forma asertiva con ellos, son altas las posibilidades de comprometerlos en la educación a sus hijos en valores morales, en el caso de que aun así, no se obtengan resultados favorables por parte de los representantes del estudiante, pues no tenemos otra alternativa que: la paciencia acompañada de la constancia, nunca debemos subestimar el poder el diálogo continuo con nuestros niños.

Todos estos valores deben tener un fin ético, ya que si por ejemplo, se utiliza la solidaridad o la perseverancia para hacer el mal -ayudando en las travesuras, persistiendo en molestar- las consecuencias serán catastróficas.




En fin, no olvidemos estos cuatro consejos, que son básicos y no absolutos, pero que si se los pone en práctica de forma persistente, de seguro lo harán a usted y a sus alumnos personas más exitosas y felices.



Fundamentos
Se eligieron los valores escritos con anterioridad por las siguientes razones:

  • Responsabilidad: Si un niño no es responsable, no hará sus tareas ni estudiará para los exámenes.
  • Verdad: Si un niño no practica la verdad, no será honesto, mentirá, ya sea copiando los deberes y evaluaciones, emitirá falsos testimonios acerca de los conflictos ocurridos entre compañeros, etc. 
  • Solidaridad: Una persona poco solidaria, no tendrá el mínimo interés de ayudar a sus compañeros a mejorar en el proceso de aprendizaje, tanto en trabajos por pares como grupales. 
  • Respeto: Si no existe respeto en el salón, se manifestará el conocido acoso escolar o “bullying” lo cual tendrá como repercusiones: una baja autoestima en las víctimas, desconcentración en clases por las conductas agresivas, tampoco habrá paciencia, ya que no se tolerarán los ritmos de aprendizaje más lentos de los compañeros rezagados, existirán actitudes de discriminación de cualquier clase y todo lo que demás implica… 
  • Perseverancia: La disciplina y la pasión son principios que necesitamos integrar en nuestras vidas para llegar a cumplir nuestras metas, incluyendo las educativas, y ello implica, persistir hasta el final (característica distintiva de la perseverancia), algo que poco sucede en el contexto escolar, lamentablemente.
En ciertas ocasiones los maestros hemos utilizado juegos competitivos, ya sean hombres contra mujeres, filas contra filas, o entre diferentes equipos, y aunque en cierto grado, este método constituya una estrategia motivadora, al final de la clase, cuando se dan los resultados del equipo ganador, una cantidad significativa de estudiantes se ve nocivamente afectada, puesto que no todos nuestros alumnos poseen una personalidad relativamente estable, capaz de tolerar la pérdida; mi intención no es juzgar, pues también he sido parte del uso de esta “herramienta” y por la misma razón que he visto las distintas reacciones negativas de los educandos ante el fracaso, se ha llegado a la conclusión de que es mejor cooperar que competir, pues, por el miedo a errar una diversidad de estudiantes ya no querrán participar ni involucrarse en las diversas actividades académicas

Dios me ha dado la maravillosa experiencia de poder ver alumnos que han cambiado milagrosamente su forma de actuar y de convivir, gracias al diálogo, aun siendo, que el ambiente familiar no favorezca la vivencia de ciertos valores, por ello en el transcurso del artículo se enfatiza mucho la asertividad y la empatía en la comunicación, considerando que estamos tratando con seres humanos y no con simples robots, carentes de experiencias físicas, emocionales y sociales altamente significativas.
Bibliografía:

  • Coon, D., & Mitterer, J. (2010). Introducción a la psicología, El acceso a la conducta y a la mente". Santa Fe, Colombia: Cengage Learning
  • Sánchez, S. (2008). Didáctica de la educación en valores. En J. M. Cejudo. (Ed.), Didáctica general (pp. 61-72). México D. F, México: McGRAW-HILL
 

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