¿Cómo lograr que nuestros alumnos tengan éxito?
Cuando hablo de éxito no me refiero a únicamente a la excelencia
académica o a las buenas calificaciones que pueda obtener el estudiante en las
actividades desarrolladas en el centro educativo. Sino a la superación personal día a día,
observe la siguiente imagen.
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¿La vio? Para eso trabajamos los maestros, para que nuestros
alumnos cumplan su gran sueño; ¿Qué es más placentero, ver un niño con buenas notas o un adulto profesional feliz y plenamente realizado?; Lo último lo digo en razón de que no sólo
les proporcionamos conocimientos científicos, sino valores morales a través del diálogo, el afecto y el buen ejemplo. Muchos estudiantes
pueden tener inteligencia pero no sabiduría, así, todos los logros alcanzados
por un individuo inteligente podrían desmoronarse por la toma de una mala decisión,
producto de una carente sabiduría.
Personalmente considero que ser maestro es la profesión
más linda y satisfactoria que puede existir, porque nos da la oportunidad de
compartir la verdad y todo lo bello que hemos aprendido con otras personas,
siendo a la vez, partícipes de sus triunfos, de su crecimiento personal, de su
enriquecimiento cognoscitivo, de las experiencias más valiosas de su existencia, en fin…
Además no estamos con ellos solamente durante la gestión de un contrato o un
servicio ocasional, sino que trabajamos colectivamente durante un período muy largo de tiempo, prácticamente un año o incluso más; lo cual indica que obviamente nos convertimos en una gran parte de su vida.
Bajo este marco contextual abordaremos unos
principios básicos:
1.
Atienda a la
particularidad de cada estudiante
2.
Dialogue con los
aprendices empleando el razonamiento
3.
Propicie la
adquisición de aprendizajes en razón de la actividad misma del alumno
4.
Contribuya al
encuentro del propósito de cada niño
1. Atienda a la particularidad de cada estudiante
Todos somos diferentes ¿verdad? Entonces si es así, porqué
educamos a todos de la misma manera. Cada niño tiene su estilo de aprendizaje,
su historia, sus conocimientos previos, su nivel de habilidad lingüística, sus
trabas sensoriales o motrices, etc.; por lo cual es preciso remediar los
problemas en función de las características individuales de los apéndices, pues
ellas repercutirán en gran manera en la adquisición del conocimiento humano.
Unos preferirán dibujar, otros cantar, moverse, ilustrar historias; algunos
tendrán dificultades en una materia, otros en otra; unos tendrán problemas en
la visión, otros en la audición; unos se comportarán de forma impulsiva otros
tenderán a pensar mucho antes de actuar; no importa cuál sea el rasgo
distintivo de cada ser, insisto que lo realmente significativo es darle una
debida atención a cada uno de los educandos.
Claro que los niños de siete años hacia atrás seguramente
no han desarrollado la empatía o el ponerse en el lugar de las otras personas,
tampoco dominan el manejo del pensamiento abstracto, por lo cual para ellos las
consecuencias deben ser lógicas y concretas; sin embargo para las personas que
tengan desde siete años en adelante, sí es posible emplear el diálogo con
razonamiento, donde se les indica por qué deberían hacer ciertas cosas y por
qué otras no, siempre enfatizando que todo lo que se le aconseja es porque se
les aprecia y se quiere verles felices en el presente y en el futuro.
Varios
principios pedagógicos fundamentan que la persona no llega al conocimiento,
sino es siendo un partícipe activo en el aprendizaje, es decir, aprende en base
a su trabajo y dedicación a la tarea educativa, pero NO debe ser un trabajo pasivo,
sino uno en el que el niño sienta curiosidad, sea creativo, tenga iniciativa,
pasión y practique en el contexto de la realidad, así la educación tendrá un verdadero
significado, por ello siempre se recalca el papel fundamental que ocupa la motivación
en la apropiación del saber.
Cuando tenemos sueños y metas por cumplir, cuando descubrimos qué es lo que nos apasiona hacer, sin darnos cuenta podemos estar haciendo una actividad por varias horas sin darle espacio a ninguna otra más; con esto no quiero dar a entender que el descanso no sea necesario, sino que es increíble la capacidad del ser humano de dedicarse y permanecer haciendo algo que de verdad le gusta, el tiempo y la energía que invierta una persona en un determinado trabajo son los elementos que le llevarán al éxito; antes a mí no me importaba estudiar ni superarme, pues no tenía ninguna meta ni ningún propósito, pero desde que empecé a trazarme objetivos y sueños, mi vida ha cambiado para bien en muchos aspectos, por ejemplo: si mi meta es graduarme de la universidad, para alcanzarla estudiaré; si mi meta es viajar o construirme una casa, pues entonces ahorraré y economizaré en la medida que me sea posible; como vemos los propósitos que tengamos nos impulsarán a luchar y esforzarnos para poder lograrlos; pero volviendo al asunto de nuestros alumnos, una vez que ellos hayan encontrado su propósito de vida o adquieran una actitud triunfante, es más que seguro: ¡Que alcancen el éxito!
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Bibliografía:
- Flórez, R. (2005). Pedagogía del conocimiento. Bogotá, Colombia: McGrawHill.
- Coon, D., & Mitterer, J. (2010). Introducción a la psicología, El acceso a la conducta y a la mente. Santa Fe, Colombia: Cengage Learning.
Exelente material
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